viernes, septiembre 30, 2005

jueves, septiembre 29, 2005

El buen Rulo...

El Ruly, conmovido por accidente en las afueras del BPB.
Octubre de 2004.



miércoles, septiembre 28, 2005

sobre la incómoda posibilidad de ser otro posible...

La vocación de ser, es en definitiva, vocación de poeta. Porque uno tiene la posibilidad irreductible de elegirse payaso, lumpen, bombero, escritor, político, joto, banquero, pansexual, millonario, mediocre, o buen carpintero…todo!! Elegirse pues, libre y deliberadamente whataver you want to be. Sin embargo, una decisión que pareciera ser harto sencilla, a algun@s nos cuesta toda una vida dilucidar tan peculiar cuestión. Por eso, será posible que la estirpe soñadora, sea la que mientras erige sus sueños suspenda el mundo de lo práctico con su poesía?? Serán ell@s los que al suspender el mundo de lo práctico, practican la sublimación de la especie y la sostienen???
Será pues, que la ecuación Existir = causas + efectos ó viceversa (cualquier cosa que esto signifique) es hoy más que nunca pura estupidez??

martes, septiembre 20, 2005

Colette


Creo que no estaba preparado, sólo tenía 14 años. Ella, a pesar de ser un año menor, ya contaba con varios encuentros sexuales en su haber. La había desvirgado un tipo que se hacia pasar por su mejor amigo: el Yári. Un batito que tenía 17, karateka, buen mozo, quesque sabía muchas cosas, siempre nos apantallaba con su retórica barrial. El bato, ya iba en la preparatoria. Dicen que tiraba unas patadas voladoras rete altas. Pero sabe, yo nunca lo vi.
Colette, era una niña bien, de buenos modales, ojos claros, labios carnosos, cabellos largos castaños, muslos perfectos. Ella, era pues, la utopía de toda mi generación. Su padre, el chopan, un catedrático de la facultad de física de la universidad más importante de la provincia de occidente. A quien -por cierto-, alguna ves le escuche decir que no había que confiar en algo que sangrara poco más de cuatro días y no se muriera (tiempo después comprendí que se refería a la mujer). Su madre, una señora cuarentona extremadamente sensual, de amplias caderas, era la neta. Siempre que salía a caminar por el barrio, parecía como que todo se paralizaba, yo creo que la doña despedía feromonas a borbollones. Esa tarde, Colette tocó a mi puerta con el pretexto de regresarme unos juegos de Atari que le había prestado. En esos días de verano, mis padres se habían ido de vacaciones a campanichaka. Una comunidad Mayo, ubicada a unos cuantos kilómetros al sur de etchojowa. Como no quisieron que los acompañara, pues iban en plan lunamielero, me dejaron encargado con doña hortensia, una vecina sesentona, que preparaba unas tortillas sobaqueras y unos frijoles harto sabrosos.
Colette, vestía una faldita arriba de las rodillas, una de esas clásicas minifalditas que permiten a uno pasear los ojos casi, hasta la comisura de la entrepierna. Llevaba también una blusa azul pastel que, debido a sus prominentes senos, develaba la máxima de las tentaciones carnales: sus pezones!!. Juro por dios!! que esa tarde de verano, Collete, la morrita de mi sueños, los traía parados!! Nos sentamos a ver el televisor. Por esos años la serie que rifaba era la del Kevin Arnold: The Wonder Years. Y como no iba a rifar!, quién no recuerda a la mamasita de la winny cooper y al pendejo profundo del paul faifer, en fin, era un pasado mejor. De pronto, Collete toma mi mano izquierda y la acomoda bajo su falda. Después, pide que cierre mis ojos y que abra un poco la boca, sólo un poco, no mucho. Después, me pide que le quite su blusa azul pastel que tanto me gustaba y empieza a emitir unos gemidos que, en el momento, me desconcertaron. Después, me pide que le quite las bragas… De pronto, entra corriendo la pendejá de Julieta, mi hermana. Colette toma sus cosas y se retira un poco sonrojada. La sigo hasta el jardín y le digo: por favor no te vayas, i really want to love you. Ella, para, voltea y sonriendo me dice: hay que aprender a ver las aves volar sin querer aprisionarlas, sigue caminando….

miércoles, septiembre 14, 2005

domingo, septiembre 11, 2005


Hoy desperté. La serenidad y calidez de la ciudad es intrigante. Mucho que ver, oír y oler. Hay que caminarla. Llego a una esquina, miro las nomenclaturas de las calles y leo: calle Gustavo Díaz Ordaz y avenida Colosio Murrieta. Yo pregunto a mis dentros ¿cuál es peor? Decido tomar la primera, no porque el resolutivo haya sido ese; sino porque veo pasar una yunta de músicos ejecutando el corrido de Juan Ramos*. Sigo caminando. Un niño indígena toca mi mano y pregunta ¿como te llamas? yo, un poco sorprendido, respondo con mi nombre. Le doy un billete de 3 pesos y reanudo la marcha. Al entrar al mercado Alhóndiga, pido pan de muerto y un poco de chocolate caliente. Son las 9 de la mañana. Alondra, como siempre, llega unos minutos tarde a nuestra cita. Aún trae el cabello húmedo y los ojos rojos como si acabara de llorar. Saluda con su mirada y pide un café con leche. Oye pedro, donde estuviste anoche, tuve un poco de frío… extrañe tu calor y el aroma de tu incienso. No le dije nada, le di otro sorbo a mi bebida y pedí mas pan de muerto. Al salir de la merienda, decidimos ir al cuarto de hotel por nuestras cosas. En el trayecto vi muchas cosas raras, templos antiquísimos, miseria, historia, vendedores ambulantes, huellas de cultura precolombina, niños de la calle… Antes de entrar al hotel, Alondra me dice que mire hacia arriba, hay un anuncio espectacular que reza "algunas ciudades difícilmente se entregan, a quién solo las ve con los prejuicios de la retina"

*Héroe mitológico regional.

lunes, septiembre 05, 2005

le satiro...

La otra noche te espere tres horas y diez minutos, llovía. Al departamento aun no se le quita ese tufillo tan rico que dejamos cuando hacemos el amor… Quedaste en llamar y no lo hiciste. En la televisión, lópez doriga anunciaba pomposamente el 5to informe del gobierno foxista. La grabadora tocaba we only come out at night. Estaba ansioso porque apareciera tu idílica silueta en el marco de mi puerta. Nunca llegaste. Forjé un porro y lo fumé como desesperado… la ansiedad no cedía. Marqué a la sala de masajes físico-terapéuticos roxxana. Una mujer levantó el auricular arguyendo que tenían mucho trabajo y que por única ves no podrían acudir a mi desesperado llamado. Me recompensó, diciendo que para la próxima, el masaje incluiría un exquisito blowjob. Al colgar la bocina, imaginé mi rostro con mirada displicente y la boca seca. Mire hacia la ventana, ya comenzaba a escampar. Tomé un sorbo de cerveza queriendo aclarar mis ideas, tus ideas… Al fin comprendí que la moneda había caído por el lado de la soledad…