viernes, noviembre 18, 2005




Negra Noche.

I
…entré al lugar, el ambiente era algo pesado, mucho humo, bachas de cigarrillo por doquier, música para mujer y un hedor sofocante a caño, aderezaban el terreno.

Wilton no estaba, en su lugar había un viejo camarada uruguayo, que al verme, preguntó desconfiado:
-¿Qué hacés por aquí boludo? Bien sabés que a wilt no le gusta que vengas cuando él sale de viaje -
No vengo buscando a wilton, -contesté-
Simplemente pasaba por aquí y me ganó la curiosidad por entrar. Por cierto, ¿donde anda wilt?
–se fue al África a cazar leones-
Al áfrica? Oohh! es extraño, pero, siempre he creído que uno se puede encontrar a si mismo en cualquier parte del mundo, en ocasiones no es necesario emprender un largo viaje a los confines del universo para tocar fondo. Por ejemplo, yo me encontré a mi mismo mientras componía la regadera de la bañera.
-Tenés razón- dijo el viejo charrua, con su típico acento sudaca.
-Y cada ves son mas seguidas las fugas geográficas del sr. wilton, pues dice, que el viajar es lo único que lo distrae de sus necias cavilaciones.
Mmmm… aun sigue trastornado con eso?
-Sí!, desde que lo dejó su mujer no encuentra consuelo -
Y se puede saber porqué lo dejó?
-Pues algunos amigos cuentan que la mujer era ninfómana, y que lo dejó por un caballo.-
Un caballo!? Oohh! definitivamente si que hay mujeres obsesivas.
Claro que las hay muchacho! Mi exmujer huyo con un tipejo, nomás porque soy impotente y no se me para la bola muy seguido.
Que triste anécdota –contesté-

II
¿Te llegó carga?
Sí, ésta mañana me trajeron la maleta. Pero tu crédito esta agotado muchacho pusilánime!, a si que, si vos estas pensando que te voy a fiar, sos un pendejo. Tenés que aprender que no todo en la vida es regalado…
mmm. Sólo dame crédito por tres canicas, por la jeringa ni te preocupes, me acabo de hacer amigo de un colombiano que trabaja en una droguería. Con tres canicas de la buena, te juro que me alcanza para pasar el fin de semana tranquilo. Se considerado con los amigos, mira que traigo una resaca pesadísima.
-Vos si que sos un tipo empeñado!, comprendo que estés colgado de la morfa, pero no me quieras joder la vida. Ya te dije que no tenés crédito con nosotros. Andáte a la mierda webon!!.-

Mientras pronunciaba sus altisonantes palabras, el viejo charrua, sacó de entre sus ropas, un cuchillo cebollero que más bien parecía machete.

Mi reacción de sobrevivencia fue casi imperceptible, incluso para mi. Con una rapidez sorprendente, de la barra del lugar, tomé un tenedor plateado, y lo azoté con sagacidad en la cara del viejo, dejándole una marca roja, que parecía una media luna de sangre.
Salí del lugar, y camine rumbo a casa, un poco decepcionado de mi mismo por no haber tenido los argumentos necesarios para convencer al viejo camarada charrua. Llevaba conmigo una incógnita insoportable: ¿Qué habrá querido decirme el viejo con esa palabra tan rara (pusilánime)?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ahora si algo mío, tu sabes que yo no escribo, pero a veces me salen algunas ideas un poco estructuradas de mi cabeza esta es de hace rato, pensamientos...

Veo el mar congelado y aunque se que cuando me meta en el "lo calentaré", no puedo evitar el contar hasta tres, una y mil veces antes de sumergirme en el.