miércoles, enero 02, 2008




…en todo caso, había un solo túnel,
oscuro y solitario: el mío.
E. Sabato


Juan Crisóstomo Méndez, notas sobre un fotógrafo amateur.

Cuando conocí el trabajo fotográfico de Juan Crisóstomo Méndez Ávalos (Puebla, 1885-1962), quedé perplejo. Sus representaciones del cuerpo femenino, -realizadas en la técnica estereoscópica- me parecieron muy progresistas para su tiempo. De inmediato, una andanada de incógnitas apareció ante mi: ¿Cómo y porqué, un fotógrafo aficionado, asentado en una de las ciudades más conservadoras de México en la década de los 20´s, realizó una obra tan original y perturbadora al margen de su sociedad? ¿Acaso Joel Peter Witkin se había inspirado en el trabajo de Méndez para construir su mito? ¿Cuáles serían las preocupaciones y obsesiones de un discreto poblano dedicado al negocio de bienes y raíces? ¿Quizá, Juan Crisóstomo es uno de los primeros gritos desesperados de una generación de fotógrafos provincianos que reclamaban su justo lugar en el incipiente circuito fotográfico mexicano? ¿Asiduo lector de sade?

Outsider o no, sus fotografías, por demás desconcertantes –si pensamos en el contexto histórico en el que fueron realizadas-, son una exquisita prueba de que no solo el registro de la realidad del campo mexicano, la cotidianidad y modernidad de las grandes urbes o los movimientos sociales –Álvarez Bravo, Tina Modotti, Héctor García-, eran la única opción y tema en la fotografía mexicana; si no que, -al margen de los recursos que brindaba la fotografía documental-, también era posible recurrir a artificios como la puesta en escena, para la expresión en la fotografía.

Las imágenes de Juan Crisóstomo, nos hablan de un tipo ensimismado, metódico, casi meticuloso. Pero sobre todo dibujan la personalidad de un personaje tímido, que encontró en la fotografía su punto de fuga, esa bocanada de luz interior que hizo posible sacar del autor, sus más profundas obsesiones. ¿Y cómo no querer escapar de un contexto donde los dogmas y las verdades a medias eran la mordaza de un creador incomprendido, muy avanzado para su tiempo?

La mujer como catarsis
Fetiche que lo llevó a desarrollar un portafolio sumamente inquietante -aunque no se sabe a ciencia cierta si sus modelos eran prostitutas o si contrataba a modelos para sus fotos, -cosa casi improbable para la época-; empero, Méndez logra crear extraordinarias puestas en escena –probablemente construidas en su casa- donde el cuerpo femenino ataviado con indumentaria de rasgos sádicos era el hilo conductor: una mesa, un librero, una cama, una silla, una media como antifaz, ¨Recuéstate en tus nalgas, flexiona tus rodillas, ponte el antifaz y mira a la cámara, no! así no, que tu mirada sea cándida pero que no transmita nada…¨ ya parece que lo escucho.

Es inevitable no asociar esta verdadera joya de la fotografía construida mexicana, con la del maestro Witkin; sin embargo, las coincidencias en cuanto a temática y tratamiento en ambos autores son meras coincidencias, puesto que, cuando el poblano fue redescubierto, Peter Witkin ya era una celebridad en el mundo del arte.

Joel García Espinoza
Geks78@hotmail.com

No hay comentarios.: